Si supieras que está próxima tu muerte, ¿preferirías morirte antes o después de las fiestas? Es difícil contestar a esa pregunta porque lo que nadie quiere es morirse y así cualquier preferencia es complicada.
Y eso es lo que trata de demostrar un artículo recientemente publicado en el BMJ Open, titulado "Deaths and major biographical events: a study of all cancers deaths in Germany from 1995 to 2009". En este estudio los autores, Daniel Mendewald y Oliver Kuss, tratan de determinar si se producen modificaciones en el momento en el que se producen los fallecimientos por cáncer debido al interés, o no, por alcanzar un cierto evento biográfico como son los cumpleaños, las fiestas de navidad o la pascua.
Para ello compararon el número de fallecimientos registrados en Alemania por causa de cáncer y que se produjeron durante la semana previa y la posterior a estos momentos biográficos citados. Eligieron cáncer porque estimaron que en este conjunto de enfermedades crónicas se podría producir el adelantamiento o posposición del fallecimiento de causa psicógena.
Los resultados les llevan a concluir que habían mas fallecimientos en la semana previa a navidad, pero no encontraron evidencias de adelantamiento o retraso en los fallecimientos con motivo del cumpleaños o de la pascua.
Sin entrar en honduras metodológicas (el trabajo da para hablar bastante de aspectos metodológicos y esperamos hacerlo en otra ocasión), una de las reflexiones que surgen es si la fiesta, la celebración, es consustancial hasta ese punto para el ser humano. Hacemos de las fiestas momentos excepcionales, y ya sea para divertirnos, para celebrar la espiritualidad, para huir de lo cotidiano, para celebrar la amistad, para reunir a la familia o para cualquier otra finalidad, no queremos perdérnoslas. Aunque, al parecer, siempre hay excepciones.
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