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martes, 5 de mayo de 2015

Vigilancia: estimando la exhaustividad

Cuenta el diccionario de la Real Academia de la Lengua, tan trapacero para algunas cosas, que vigilancia es el "cuidado y atención exacta en las cosas que están a cargo de cada uno" o el "servicio ordenado y dispuesto para vigilar". No es su ámbito y por eso no define que es vigilancia en salud pública: para eso están los textos más especializados y una buena definición, también con dos acepciones, puede encontrarse en el Diccionario de epidemiología. Allí encontramos que vigilancia es:
"La recogida sistemática y continua, el análisis y la interpretación  de datos, estrechamente integrada con la diseminación oportuna y coherente de resultados y la valoración a aquellos que tienen el derecho de conocerlos para que puedan emprenderse acciones". Lógicamente va dirigida a la aplicación de la información a la promoción de la salud y al control y prevención de la enfermedad.
En su segunda acepción hace referencia a que sus métodos se distinguen por su carácter práctico, uniformidad y rapidez más que por la exactitud o la exhaustividad.

Históricamente las enfermedades transmisibles han sido el principal objeto de la vigilancia, pero afortunadamente este concepto está siendo superado y, cada vez más, otras enfermedades, o conjuntos de ellas, están siendo objeto de vigilancia.

Un ejemplo de ello lo hemos tenido muy recientemente en la presentación que ha efectuado la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN) en la que se ha mostrado una estimación de datos de incidencia de cáncer en España basada en los datos aportados por los diferentes registros de cáncer españoles. En la presentación, que ha tenido una amplia repercusión en los medios de comunicación, se ha destacado el carácter de estimación, pese a que alguna de las declaraciones y algún medio han resaltado la exhaustividad. Y es que ambas cosas son diferentes: para la vigilancia del cáncer en España es suficiente disponer de una estimación como la presentada, basada en datos del 30% de la población española. Para el estudio y la investigación del cáncer, como hacen también habitualmente los registros de cáncer, la exhaustividad es fundamental. Son conceptos diferentes, pero su utilización en el mismo ámbito no tiene por qué estar reñida: simplemente responden a objetivos diferentes.

Vigilancia ya no es sinónimo de enfermedad transmisible y esto cambia no sólo el foco, sino que también tiene que hacer cambiar la manera de hacer las cosas, de entender el trabajo y de distribuir los recursos de quienes se dedican y quienes gestionan la epidemiología, principalmente fuera del ámbito académico, porque, recordemos, la vigilancia es una actividad típica de la administración sanitaria.


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