Hoy el mundo es un poquito peor y, sin embargo, sigue habiendo mucha esperanza. Y es así porque ayer nos dejó Alicia Llácer Gil de Ramales.
Esta sabia mujer, que pese a su apariencia de fragilidad era enormemente fuerte, falleció ayer. La noticia de su estado nos llegaba en el transcurso de la Reunión Científica de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) en Alicante hace apenas un par de semanas, transmitida por Andreu Segura. Ella era asidua participante en las reuniones de la SEE y recuerdo muy bien su tarea como moderadora en alguna mesa en la que uno presentaba comunicaciones: siempre correcta, muy humilde, como pidiendo perdón, pero corrigiendo cuando hacía falta con un gran sentido del humor.
Y eso es lo que siempre más me llamó la atención de ella: su enorme sentido del humor. Seguramente no convencional, pero que a mí me llegaba siempre. En varias ocasiones me dijo, no sé si como recriminación o como elogio, aquello de "¡es que te veo siempre en todos sitios!" a lo que yo siempre le contesté que si me veía a mi era porque ella también estaba en todos los sitios (y en mi caso era admiración).
Nos queda la esperanza de que Alicia, que hizo posible que las cosas en este país fueran un poco mejores, ha transmitido eso mismo a quienes le trataron y trabajaron con ella. Y lo ha hecho hasta hace muy poco, cuando se publicaba uno de sus últimos trabajos en el Informe SESPAS 2014, con el título "Crisis económica y patología infecciosa".
Esperamos que allá donde pare ahora Alicia pueda disfrutar de las maravillas que este país no siempre le deparó.
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