domingo, 10 de noviembre de 2019

Y el muro todavía sigue cayendo

Hace ahora 5 años, escribimos una entrada titulada "Cayó el muro ¿cayó algo más?", en la que concluíamos que, en general, en Europa, a nivel subnacional (NUTS2: regiones; NUTS3: provincias o condados), se veía que en Alemania, 25 años después de la caída del muro y la reunificación (¿o la absorción?), al mirar los resultados de los indicadores de salud, éstos eran peores en la parte oriental de Alemania, la antigua República Democrática Alemana (RDA), que en la parte occidental, la antigua República Federal Alemana (que también es la actual).

Ahora, que se conmemoran los 30 años de esa efeméride, hemos querido volver a ver si algo había cambiado y vemos que, en algunos casos, hay indicadores que ya no muestran esa diferencia. Es interesante revisar el artículo titulado "Convergence between East and West Germany as Reflected in long-term cause-specific mortality trends" de Pavel Grigoriev y Markéta Pechholdova en el European Journal of Population.

Este artículo, bien documentado y en el que se resaltan aspectos metodológicos necesarios para comprender bien la comparación, remarca los aspectos de convergencia, indicando que el progreso alcanzado en Alemania del Este ha sido más rápido que en otros países poscomunistas, pero que la RDA tenía una mejor posición inicial que otros, con niveles de mortalidad más favorables.

En cualquier caso algunas diferencias persisten, ya que, de acuerdo a los datos del "Eurostat Regional Yearbook 2019" la diferencia en la media de edad es llamativa, en el sentido de que en el este de Alemania la población está más envejecida que en el oeste. Pero también es verdad que la diferencia fundamental se ve mucho más con respecto a Polonia o República Checa.

Las desigualdades en salud, como puede seguir viéndose, son ubicuas, enormes, graduales, crecientes, adaptativas e históricas (Benach y Montaner, 2005). Y no solo se producen entre los más pobres, aunque la pobreza es, en muchas ocasiones, relativa. 


http://ec.europa.eu/eurostat/statistical-atlas/gis/viewer/?config=RYB-2019.json&mids=BKGCNT,C02M05,CNTOVL&o=1,1,0.7&ch=POP,C02&center=52.04759,29.53496,3&lcis=C02M05&

viernes, 1 de noviembre de 2019

Lo que los muertos enseñan a los vivos

Todos tenemos alguien a quien recordar en el día de los difuntos, pero casi ninguno recordamos que los muertos siempre han enseñado a los vivos. "Mortui vivos docent", se puede leer en el frontispicio de muchas, o todas, las salas de disección donde los estudiantes de ciencias de la salud comenzaron a aprender anatomía, es decir: "los muertos enseñan a los vivos".

Y cuando llega este día de difuntos, y en estos días en los que, al fin, han sido noticia también las exhumaciones, encontramos algo apropiado en la prensa, donde los muertos enseñaron a los vivos la manera de proceder. Nos habla de "La epidemia que sacó a los muertos de las iglesias" que se refiere a la "peste de Pasajes" como el origen de la norma que, en España, prohibió los enterramientos en las iglesias en 1787. La investigación de la que parte la noticia fue presentada en el pasado congreso de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) en una mesa espontánea, coordinada por Adrián Hugo Aginagalde (@_AdrianHugo), y titulada "Epidemiología histórica de las enfermedades transmisibles, de la peste negra a la gripe rusa". Y es importante darnos cuenta de que la desigualdad ante la muerte, mencionada en ese trabajo ("afectó más a pobres que a ricos") se perpetúa tras ella, también en los enterramientos, en las iglesias o fuera de ellas, como ya cantaba María Dolores Pradera en "Primera, segunda y tercera" (de Humberto Galindo):

Pues ahí también hay distinciones
ni de muerto te escapas siquiera,
dividieron también los panteones
en primera, segunda y tercera


La iglesia católica prohibió en el Código de Derecho Canónico, de 1983, las inhumaciones dentro de los templos, y lo justificó, precisamente, en el intento de acabar con las desigualdades, pero quedaron fuera de la prohibición los terrenos adyacentes a las iglesias, casualmente muchas criptas.

Las formas de morir van cambiando con el tiempo, las causas de defunción también, como tuvimos ocasión de acreditar en "Treinta años de evolución de la mortalidad en la Comunitat Valenciana", pero la desigualdad que lleva a la muerte, y la que se produce después, permanece. Ya tuvimos ocasión de dejar constancia de ello en la entrada titulada: "Dime dónde vives: barrios y salud (reflexión desde el siglo XIX)"

Tumba del noble Lopo Fernandes Pacheco en la Sé de Lisboa
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