sábado, 10 de agosto de 2013

Por la puerta asoma

Pues estábamos fregando los platos, ese lugar, donde según sesudas investigaciones, es uno de los preferidos para que surjan las mejores ideas (Facebook dixit), cuando reflexionaba acerca de una escena de la película que vi anoche, junto con una de mis hijas, en la Filmoteca de verano: "Amour" de Michael Haneke.
 
 
 
En esa escena, Jean-Louis Tritignant, uno de los protagonistas, trata de atrapar una paloma que ha entrado en su caso por una ventana y, como primer paso, va cerrando puertas para que el pájaro no se le escape. La idea, que resulta obvia, es que un ser humano sabe cómo funciona una puerta y puede abrirla y cerrarla, pero una paloma, como la mayoría de los animales (siempre hay excepciones), es incapaz de hacerlo. La reflexión era que, en esta ocasión, las puertas sirven para impedir el paso, pero, sin embargo, la mayor parte de las veces nos referimos a ellas en el sentido contrario, en el de la apertura de puertas, de ocasiones, de oportunidades.
 
Pues toda esta reflexión venía encaminada hacia dos noticias muy recientes que abren puertas, aunque alguno puede ser que siga prefiriendo verlas cerradas. En ambas las protagonistas son enfermedades que para quienes se dedican a la epidemiología deben estar muy presentes: la malaria y la gripe.
 
Hemos sabido que se va avanzando en la vacuna contra la malaria y se han presentado unos resultados preliminares en este avance, aunque es cierto que queda mucho camino por recorrer (vías de administración, número de dosis, aspectos económicos,...), y eso es una puerta entreabierta.
Y, por otro lado, se ha anunciado, que los científicos que trabajan sobre el virus de la gripe H7N9 (al que la prensa llama la "gripe de Shanghái") están tratando de comprender cómo podría transformarse en un agente capaz de producir una pandemia, lo que en el pasado sí que ha significado el cierre de puertas (en forma de censura).
 
Pues eso, nuevamente Facebook dixit, que algunos lo que quieren son paredes en vez de puertas, y no acaban de entender que los seres humanos, al contrario que las palomas, sí que somos capaces de abrir las puertas. En eso estamos.

 
Imagen tomada de "El humor absurdo es la base de mi educación"
 
 
 

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