martes, 21 de agosto de 2018

Pero...¿hubo alguna vez quinientos mil muertos?

"Pero...¿hubo alguna vez once mil vírgenes?" es una novela de Enrique Jardiel Poncela, escrita en 1930, y en cuyo título nos hemos inspirado para esta entrada, aunque la temática no tiene nada que ver. Y lo hemos utilizado porque puede ilustrar lo que ha sucedido con un artículo que se publica en el número de Agosto de 2018 de la revista American Journal of Public Health. 
Sobre estos 500.000 muertos por la austeridad se ha escrito ya bastante, así que, desde aquí, nos limitaremos a hacer una pequeña recopilación de los hechos:

Los autores del artículo, de la Unidad de Investigación de Atención Primaria y del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife y también de la Universidad de La Laguna, envían a la revista American Journal of Public Health un manuscrito, que es aceptado para su publicación, sobre las consecuencias de las políticas de austeridad en España y una de sus principales conclusiones es que hubo un exceso de mortalidad entre 2011 y 2015 en España, atribuible a las políticas de austeridad, y que cifran en 505.559 fallecidos.

El mismo número de esa revista publica una Editorial, firmada por otros autores españoles, de la London School of Economics and Political Science, la Universidad de las Palmas de Gran Canaria y del Hospital del Mar IMIM y de la Universidad Autònoma de Barcelona, en el que ponen en cuestión estas cifras debido a tres aspectos: 1) un cambio en la población estándar usada para calcular las tasa de mortalidad ajustadas, que se produjo en 2011 y que hace no comparables los datos de 2010 con los de 2011; 2) el decalaje entre el inicio de la crisis y las políticas de austeridad (el exceso de mortalidad encontrado habría ocurrido antes del inicio de las políticas de austeridad); y 3) la influencia de otros factores. Por ello, los autores de la nota editorial hablan de artefacto más que de efecto real.

La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) saca una nota al respecto, fechada el 12 de julio de 2018, cuyo título es explícito: ¿Austericidio o artefacto?: a propósito de un artículo de investigación sobre los efectos de la crisis económica española sobre la mortalidad.

Diversos medios de comunicación ("El País", "El Mundo", "La Opinión de Tenerife") se hacen eco del artículo, la editorial y las reacciones al mismo.

En Twitter, diversas cuentas, alguna de los autores de la editorial, comentan los hechos y surgen hilos y reacciones.

En un medio de prensa se anuncia una futura revisión de los datos.

Y.... ¿qué decir de todo esto que ya no se haya dicho?
Poco puede añadirse, así que repetiremos alguna reflexión:
Los datos siempre son los que son, pero estos pueden no haberse calculado correctamente y esta es la primera tarea que debe tenerse en cuenta. La fiabilidad ante todo. Si no es fiable, u ofrece resultados sorprendentes, es mejor volver a repasarlo, antes que aceptar un explicación que puede convenir, pero que puede no ser la apropiada.
Y hay que pensar también siempre que, en el panorama científico, utilizar un argumento o un dato que puede ser puesto en cuestión, no apoya a una causa, por más legítima y justa que esta sea, sino que, antes al contrario, puede contribuir a deslegitimarla.

Os dejamos con los enlaces a todo lo citado:  

El artículo:
Antonio Cabrera de León, Ithaisa Marcelino Rodríguez, Fadoua Gannar, Arturo J. Pedrero García, Delia Almeida González, M del Cristo Rodríguez Pérez, Buenaventura Brito Díaz, José Juan Alemán Sánchez, Armando Aguirre-Jaime, "Austerity policies and mortality in Spain after the financial crisis of 2008",  American Journal of Public Health 108, no. 8 (August 1, 2018): pp. 1091-1098.

La editorial:
Cristina Hernández-QuevedoBeatriz G. Lopez-ValcarcelMiquel PortaShort-Term Adverse Effects of Austerity Policies on Mortality Rates: What Could Their Real Magnitude Be?”, American Journal of Public Health 108, no. 8 (August 1, 2018): pp. 983-985

El reflejo en la prensa:

domingo, 12 de agosto de 2018

Siete años: recuerdos del futuro, que ya no es lo que era

Hace ahora ya siete años comenzaba la andadura de este blog. En los últimos tres años nos hemos prodigado poco y, pese a las promesas de enmendarnos, no lo estamos consiguiendo. A ver si este año, sí....

Comenzábamos, entonces, con una entrada titulada "El futuro de la epidemiología" y nuestras primeras palabras eran: "Nada mejor que empezar hablando del futuro: así es más difícil equivocarse ;-)". Pues bien, hoy tendremos que desmentirlas... Porque la Biblioteca Nacional de España, a través de la Hemeroteca Digital, ha sacado recientemente a la luz un número del diario gráfico "Ahora" del 21 de febrero de 1932 en el que se les solicitó a profesionales y personajes populares de aquel entonces, que comentaran cómo sería el año 2000 en sus respectivos ámbitos de conocimiento. Y algunos aciertan, sí, pero otros....

El diario, en su optimismo, titula "Todos creen que el futuro estará preñado de bienaventuranzas y coinciden en que la vida será más fácil, más alegre, más sabia, más larga y mejor". Y aunque, probablemente, muchos hoy no coincidirán en ver la vida así, creemos que, visto con los ojos de 1932, estuvieron bastante acertados:
Nuestra vida hoy es más fácil de lo que fue la vida hace casi un siglo. Tal vez no es más alegre. Nuestra sociedad del conocimiento no puede decirse que haga la vida más sabia, aunque tal vez sí más informada. Desde luego lo que si es cierto es que nuestra vida es mucho más larga. Y lo de si es mejor, lo dejamos a la interpretación de cada lector.

Resulta curioso leer los vaticinios de cada una de las personas que intervienen en el número y, entre ellas, destacamos:

Gregorio Marañón decía: "no se morirá nadie por enfermedades infecciosas y solo habrá enfermos del sistema nervioso el corazón y las arterias"; "el descenso en la mortalidad infecciosa, desde hace veinte siglos al actual, está compensado por una línea inversa, ascendente, de muertos en el acto de desplazarse de un lugar a otro de la Tierra";  "el valor individual de los médicos destacará en la investigación y no profesionalmente. Porque la profesión será casi una ciencia exacta".
Un cirujano de aquella época, el Dr. González Duarte, vaticinaba que "los cirujanos podrán disponer de una verdadero stock de "piezas de recambio" humanas" y que "ni antes ni después de las operaciones habrá dolor".
El Sr. Zuazo Ugalde, urbanista, decía que el porvenir de España era ser "una nación de 40 millones de habitantes, nudo de comunicaciones internacionales y país de grandes riquezas" y afirmaba de una manera, no sabía él cuan profética, que "de modo que sin que venga el "tío Paco" tendrá Madrid en ese año 2000 unos 2.500.000 habitantes". Y ya sabemos lo del "tío Paco", al que seguramente él no se refería, pero en lo de los habitantes no acertó.
Más divertida es la profecía de la artista Celia Gámez de que "como las artistas frívolas no pueden quitarse ya más ropa, en el año 2000 se lo taparán todo". O la del futbolista Ricardo Zamora de que "aumentará el profesionalismo deportivo y que los campos de fútbol serán mayores porque los jugadores tendrán más resistencia".

En fin, que podemos decir que el futuro ya no es lo que era (como se tituló una película en 2016), ni en 1932, ni ahora.

Lo que sí quisiéramos poder decir con más seguridad es que esperamos celebrar el octavo aniversario de este blog con todas las personas que nos hacéis el favor de leerlo.




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