Se dice que existe una "maldición" por la que los compositores de música llegan, como mucho, hasta su novena sinfonía, pero que ninguno llega a la décima. Así le pasó a Beethoven que, aunque anunció que la tenía esbozada, murió pocos días después de ese anuncio sin acabarla. Para este año 2020, en el cual se celebra el 250 aniversario del nacimiento del genial compositor, se había anunciado el estreno el pasado mes de abril de la hipotética "Décima de Beethoven", compuesta a partir de las anotaciones mencionadas por el compositor y elaborada por expertos en inteligencia artificial, musicólogos y compositores.
Parece que esta décima sinfonía, así elaborada, no despierta entusiasmos (véase "La Décima de Beethoven: una sinfonía sin alma"), pero esa no ha sido la razón por la que se ha pospuesto su estreno. Ha sido, cómo no, la pandemia la que lo ha impedido. Como tantas otras cosas.
Y es que este 2020 ya no será recordado, desde luego, por ser el año Beethoven, sino por ser el año en que una pandemia cambió las vidas de todas las personas del mundo. Un año en el que se está hablando mucho de epidemiología, y se seguirá hablando. No necesariamente con conocimiento de causa, pero eso es inevitable: lo que afecta a todo el mundo, interesa lógicamente a todo el mundo y, aunque se carezcan de conocimientos, no se carece de opinión.
¿Ha estado a la altura la epidemiología? Para responder a esta pregunta también aparecerán muchas opiniones. Y, aunque depende de la perspectiva que se adopte, en general puede decirse que la epidemiología, como le ha sucedido a la salud pública en su conjunto, ha ganado en visibilidad, qué duda cabe, aunque no necesariamente en prestigio. En este sentido es muy reveladora la lectura de la editorial escrita por Ildefonso Hernández y Ana María García para Gaceta Sanitaria con el título "¿Será mejor la salud pública tras la COVID-19?". Y conviene que nos vayamos aplicando lo que allí dice, que no es otra cosa que una llamada a todas las personas comprometidas con la salud pública a "empujar" cada uno desde su posición. Y sería bueno añadir que esto es algo que no sólo incumbe a las personas que se dedican profesionalmente a la salud pública y a la epidemiología.
Es importante que una de las lecciones de esta pandemia sea que la salud pública nos importa a todos porque a todas las personas nos afecta. Y que la profesión, las instituciones, las actividades y las actuaciones de salud pública necesitan estar más reforzadas y menos precarizadas.
En caso contrario ocurrirá como con la décima sinfonía: será inacabada y, aunque llegue, que ya debería haber llegado, la inteligencia artificial en su ayuda no sabemos si será capaz de decir cómo tenia que haber sido, pero seguro que no sigue el camino orientado por el conocimiento y la evidencia y sin la necesaria integración podría llegar a componer una "sinfonía de la salud pública" también sin alma, como esa "Décima" que se estrenará.
Y acabaremos diciendo que esta es también la novena entrada de aniversario de este blog. Esperamos que, en este caso, sí que llegue la décima. Como siempre, es necesario agradecer a todas aquellas personas que se detienen un rato en la lectura de lo aquí escrito, algunos ya lectores desde hace 9 años.