Un
amigo contaba recientemente que su abuelo se murió sin haber utilizado nunca un
teléfono. Su padre le contó que su abuelo decía que para hablar con alguien no era necesario usar “ese maldito chisme” ya que si había que comunicarse con una persona, “de toda la vida lo que se ha hecho es
ir y hablar con quien fuera”.
Una
nueva técnica, una metodología implantada recientemente, o cualquier innovación
representan campos de avance que tendrán siempre valedores de todo lo nuevo, y
también tendrán detractores, gente que, como el abuelo de este amigo, piensa
que, si hasta ahora no habían sido necesarias, bien podemos seguir pasando sin
ellas.
Y
nos tememos que el concepto 2.0, pese a que ya no es ninguna novedad, sigue
todavía “gozando” de esta consideración. Hay un puñado de “apóstoles” de la
“buena nueva” para los que cualquier cosa es posible y que siguen empujando
hacia las fronteras para llegar hasta mucho más allá del 2.0, "hasta el infinito y más allá"
(como decía Buzz Lightyear). Y mientras tanto, otros califican de
frikis a quienes hacen esto o incluso simplemente a quienes usan las
herramientas 2.0. Y resulta que ser un friki no está al alcance de cualquiera
ya que se requiere determinación y persistencia ya que la "regresión a la media” nos impulsa hacia el comportamiento habitual o más frecuente.
Tal
vez, como casi siempre, en el término medio está la virtud. Seguramente se
trata de admitir algo que mencionábamos recientemente en otra entrada, referida a las redes sociales: “están ahí
y negar su interés no las hace desaparecer ni minimiza su impacto".
Lo
difícil no es convencer a los refractarios absolutos (al “abuelo”) ya que eso
es sencillamente imposible. Lo difícil es llegar a aquellas personas que no
tienen a priori una actitud negativa pero que tampoco ven una ventaja, o a los
que no tienen curiosidad o tiempo para dedicarle a algo que se sale de lo
cotidiano, lo de todos los días.
A
esos sólo les convence la evidencia, no la espectacularidad. Y eso no es algo
tan extraño ¿verdad? Se trata, simplemente, de demostrar aplicaciones útiles,
de mostrar ventajas. La tecnología está siempre cambiando nuestras vidas y
resulta difícil seguir el paso de los cambios, pero todo el mundo aprecia las
verdaderas ventajas ¿o hay alguien que no utilice la lavadora teniéndola a su alcance?
En
salud 2.0 quedan muchas, muchísimas, cosas por hacer, pero una de ellas no es,
seguro, la de hacer apostolado en tierras de
misión: se trata de utilizar el concepto 2.0 en el ámbito de la salud y si es
útil ya irá calando y si no lo es, o no lo demuestra, se trasformará en algo
digno de la frikipedia.
En
el ámbito de la epidemiología ya hay ejemplos que mostrar y la infodemiología (o TICdemiología como también la denominamos en algún momento)
es probablemente uno de los más relevantes. Pero, como todo, requiere tiempo,
experiencia, aciertos y aprender de los errores. La brecha digital está ahí,
pero su reducción requiere evidencia, no eminencia. #carnavalsalud
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