"De todos modos, confiamos en que la verificación de los óbitos, iniciada en las primeras horas del día siguiente, confirme la exactitud de las cuentas hechas. Otro espíritu curioso, de los que siempre interrumpen al narrador, se preguntará cómo podían saber los médicos a qué direcciones deberían acudir para ejecutar una obligación sin cuyo cumplimiento un muerto no está legalmente muerto, aunque sea indiscutible que muerto está".
José Saramago, "Las intermitencias de la muerte" (2005)
José Saramago, "Las intermitencias de la muerte" (2005)
En el número de mayo de la revista "Preventing Chronic Disease", editada por los CDC, se publican dos trabajos acerca de la exactitud de los certificados de defunción en Estados Unidos.
Uno de ellos titulado "Survey of the New York City Resident Physicians on Cause-of-Death Reporting, 2010", concluye que sólo el 33% de los respondentes (médicos de los hospitales de la ciudad de Nueva York) creen que la causa de muerte recogida en el certificado de defunción es exacta. Y que la principal causa inapropiadamente recogida son las enfermedades cardiovasculares.
El otro artículo "Impact of a Hospital-Level Intervention to Reduce Heart Disease Overreporting on Leading Causes of Death", muestra la reducción de la certificación por causas cardíacas que se observó en 8 hospitales de Nueva York, con excesiva mortalidad registrada en estas causas, tras una intervención consistente en formación y comunicación. La reducción llegó al 54% y, tras la intervención, los tumores malignos se convirtieron en la principal causa de muerte en estos centros.
En España existen algunas publicaciones al respecto, aunque algo antiguas, como, por ejemplo, la publicada con el títutlo "Fiabilidad del diagnóstico de infarto agudo de miocardio inscrito como causa de muerte en los boletines estadísticos de defunción en Girona", en la que también se concluye que la mortalidad por infarto agudo de miocardio está sobrenotificada en los Boletines Estadísticos de Defunción, mientras que en el grupo de la cardiopatía isquémica se puede estimar fiablemente la mortalidad por esta patología.
El estudio de referencia en nuestro país sobre la exactitud de las causas de defunción (García Benavides F. Fiabilidad de las Estadísticas de Mortalidad. Generalitat Valenciana (1986). Monografies Sanitàries, Sèrie A, núm. 2), es también bastante antiguo.
Por ello, además de seguir manteniendo, e incrementando, los programas de mejora de la calidad que se realizan en todos los registros de mortalidad, dependientes de las administraciones de las Comunidades Autónomas, tal vez es momento de plantearse alguna evaluación más detallada de la fiabilidad de determinadas causas de muerte.
A ello podría unirse una reflexión más profunda acerca de las estadísticas de mortalidad que las liberen del corsé de "dato estadístico" y le permitan alcanzar la categoría de "dato sanitario". Es imprescindible si queremos poder utilizar los datos de mortalidad para un gran abanico de usos en el ámbito de la salud.
Calidad y utilidad deben ir juntas (y no nos olvidemos del formato: véase "La agonía del certificado de defunción").
Uno de ellos titulado "Survey of the New York City Resident Physicians on Cause-of-Death Reporting, 2010", concluye que sólo el 33% de los respondentes (médicos de los hospitales de la ciudad de Nueva York) creen que la causa de muerte recogida en el certificado de defunción es exacta. Y que la principal causa inapropiadamente recogida son las enfermedades cardiovasculares.
El otro artículo "Impact of a Hospital-Level Intervention to Reduce Heart Disease Overreporting on Leading Causes of Death", muestra la reducción de la certificación por causas cardíacas que se observó en 8 hospitales de Nueva York, con excesiva mortalidad registrada en estas causas, tras una intervención consistente en formación y comunicación. La reducción llegó al 54% y, tras la intervención, los tumores malignos se convirtieron en la principal causa de muerte en estos centros.
En España existen algunas publicaciones al respecto, aunque algo antiguas, como, por ejemplo, la publicada con el títutlo "Fiabilidad del diagnóstico de infarto agudo de miocardio inscrito como causa de muerte en los boletines estadísticos de defunción en Girona", en la que también se concluye que la mortalidad por infarto agudo de miocardio está sobrenotificada en los Boletines Estadísticos de Defunción, mientras que en el grupo de la cardiopatía isquémica se puede estimar fiablemente la mortalidad por esta patología.
El estudio de referencia en nuestro país sobre la exactitud de las causas de defunción (García Benavides F. Fiabilidad de las Estadísticas de Mortalidad. Generalitat Valenciana (1986). Monografies Sanitàries, Sèrie A, núm. 2), es también bastante antiguo.
Por ello, además de seguir manteniendo, e incrementando, los programas de mejora de la calidad que se realizan en todos los registros de mortalidad, dependientes de las administraciones de las Comunidades Autónomas, tal vez es momento de plantearse alguna evaluación más detallada de la fiabilidad de determinadas causas de muerte.
A ello podría unirse una reflexión más profunda acerca de las estadísticas de mortalidad que las liberen del corsé de "dato estadístico" y le permitan alcanzar la categoría de "dato sanitario". Es imprescindible si queremos poder utilizar los datos de mortalidad para un gran abanico de usos en el ámbito de la salud.
Calidad y utilidad deben ir juntas (y no nos olvidemos del formato: véase "La agonía del certificado de defunción").
No hay comentarios:
Publicar un comentario