sábado, 1 de marzo de 2014

Mentiras y estadísticas

Un amigo estadístico se enfada siempre mucho con frases del tipo "las estadísticas están para romperlas", lo que se oye mucho en el ámbito deportivo (sobre todo el futbolístico). Es fácil suponer que todavía se enfada más con la cita, atribuida a Mark Twain, de que "existen  tres tipos de mentiras, la mentira, la maldita mentira y las estadísticas".
Y esta última cita se ha utilizado muy recientemente para comentar lo que ha sucedido con la evolución de los salarios en España. ¿Decrecen o  suben moderadamente (que decía un ministro)? Parece que subir, lo que se dice subir, no. El diario "El País" titulaba irónicamente: "Crece la devaluación salarial encubierta".
¿Mienten las estadísticas? Pues no. Los análisis, que no las estadísticas, pueden hacerse de varias maneras y utilizarse de otras varias. Como se ve en el informe del Banco de España publicado en su boletín de febrero del que se hace eco la prensa, la evolución salarial se ve afectada por los cambios en la composición del empleo y en este último período la destrucción de empleo se ha concentrado en las personas con menor formación y experiencia que, en general, cobran salarios inferiores. Y eso afecta al indicador global, de manera que si no se tiene en cuenta este fenómeno la interpretación puede ser errónea.
Eso mismo sucede en el ámbito epidemiológico donde los datos, en general, no deben utilizarse en forma de números absolutos, ya que es difícil interpretarlos de una manera directa, sino en forma de medidas: de frecuencia, asociación o impacto potencial. Y a su vez estas medidas pueden ser sometidas a ajuste o estandarización en función de determinados factores que se sabe que pueden influenciarlas (edad, sexo, etc.). E incluso estas medidas estandarizadas pueden ser suavizadas (lo que a un lego suele sonarle fatal pese a lo exquisito de la técnica).

En definitiva, para calcular medidas se debe saber de qué fenómeno se está hablando y qué factores intervienen en el mismo. Para ello una buena descripción es siempre necesaria, acompañada de un buen trabajo de documentación. Y después habrá que aplicar la técnica que sea conveniente y/o necesaria para el cálculo. La interpretación es lo último. Y lo que no debiera suceder nunca es que esa interpretación sea interesada o sesgada (¿lo ha oído Sr. Ministro?).

Las estadísticas no mienten: las que mienten son las personas que las utilizan sin conocimiento o con un interés espurio.


Imagen tomada del blog "Perdiendo el tiempo" cuyas entradas sobre mentiras y estadísticas están muy documentadas y son de recomendable (y obligada) lectura

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...