martes, 29 de abril de 2014

Una epidemia virtual

Que los niños siempre están jugando es bien sabido, pero hoy en día no sólo juegan los pequeñajos y, por eso,  gracias a mi hijo, traumatólogo en ciernes y ya mayorcito ;),  me entero de un artículo publicado en "Epidemiology" en 2007 con el título "Modelling Infectious Diseases Dissemination Through Online Role-Playing Games".

El autor, Ran D. Balicer, expone el caso sucedido en 2005 en "World of Warcraft", el videojuego de rol multijugador masivo en línea con mayor número de usuarios registrados. En este juego se introdujo un nuevo personaje con el poder de "lanzar" sangre "infectada", lo que producía el efecto de reducir los puntos de vida del personaje afectado y, además, este efecto se podía transmitir a quienes estuvieran cerca. Este poder debería haber sido exclusivo de este personaje, como nos cuenta la página "Meristation", pero, por un error en el juego, no desaparecía cuando los jugadores salían de la zona. Se trató de la primera infección a gran escala en el mundo de los videojuegos y algunos sospecharon que fue deliberada lo que según el autor significaría el primer acto de guerra biológica virtual.

Lo cierto es que las características de la epidemia fueron demasiado reales para tratarse sólo de un error: elevado número básico de reproducción, existencia de un reservorio animal (los animales virtuales, mascotas), o la ausencia de inmunidad residual. Si no fue planeado es que la vida virtual es más real de lo que parece.

En el artículo se presentan las ventajas de utilizar este tipo de situaciones para probar hipótesis sobre la diseminación de las enfermedades infecciosas y para aplicar modelos que permitan predecir la difusión de enfermedades y adecuar las intervenciones apropiadas.

En este juego la solución fue que los administradores del mismo crearon un "conjuro" que "curó la enfermedad" y que fue distribuido masivamente con rapidez a los jugadores. Es difícil imaginar que eso mismo pueda suceder en la vida real.

Pero al menos nos queda la enseñanza: los experimentos con gaseosa y las epidemias mejor si son sólo virtuales.



lunes, 28 de abril de 2014

La "batalla" del cáncer

El reciente fallecimiento del que fue entrenador del FC Barcelona, Tito Vilanova, ha llenado la prensa, deportiva o no de obituarios. En ellos se ha mencionado la causa de su fallecimiento, un tumor de parótida, incluso con una cronología del mismo. Incluso han servido para hacer divulgación de los cánceres de parótida, su prevención y supervivencia.

En muchos de ellos se hace mención a la "lucha" contra el tumor. Así, el diario "As" en el artículo titulado "Murió Tito Vilanova", dice textualmente: "falleció ayer en Barcelona tras luchar como un campeón, que es lo que era, contra un cáncer de parótida que se cebó con él. Nunca se rindió". 

La utilización de esta terminología de lucha, de superación, de valentía, el no rendirse, es muy habitual en estos casos. Precisamente el diario británico "The Guardian", coincidiendo en el tiempo con el fallecimiento de Vilanova, aunque no relacionado con él, publicaba un artículo titulado "Having cancer is not a fight or a battle". En este artículo su autora, Kate Granger, ella misma paciente de cáncer, critica el uso de esta terminología militar y afirma que aunque el uso de la misma trata de ayudar a los pacientes el efecto que se consigue es el contrario.

Ningún paciente quiera morir de cáncer pero utilizar el verbo "luchar" puede ser engañoso y desmoralizador en bastantes etapas de la enfermedad. Si el cáncer avanza ¿es que no se ha luchado bastante? ¿ha sido por tener una actitud cobarde o poco combativa? Nadie contestaría afirmativamente a estas preguntas, entonces ¿por qué hay que plantearlo en estos términos?

En este asunto son fundamentales la información y el apoyo al paciente, esté en una etapa precoz o terminal. Incrementar los retos no parece ser de ayuda y la terminología debe ser cuidadosamente escogida.

Terminamos como lo hicimos en la entrada "¿Tras una larga enfermedad?": "Así que será mejor que no estigmaticemos la palabra "cáncer" ni a los que lo padecen y prestemos una atención más integral a estos pacientes".  

 
Imagen tomada de Marca.com

lunes, 21 de abril de 2014

Los tiempos del cólera

Se acerca el día de libro y, además, esta última semana ha estado marcada por el fallecimiento de Gabriel García Márquez, autor de "El amor en los tiempos del cólera", así que ésta parece una buena ocasión para hablar de libros y de cólera.

Y hemos descubierto un libro que, sin duda, permite hacerlo: "Peste&Cólera" de Patrick Deville, que recientemente ha sido objeto de una elogiosa recensión en "Babelia", titulada "La vida alucinante del científico olvidado".

Este libro está centrado en la vida de Alexandre Yersin, nacido en Suiza y nacionalizado posteriormente francés. Yersin comenzó su andadura en el Instituto Pasteur y en su biografía confluyen nombres que son muy conocidos en el ámbito de la microbiología, la vacunología, la infectología y, por supuesto, la epidemiología: Pasteur, Roux, Calmette, Koch.

Su trabajo abarcó la tuberculosis, la difteria, el cólera y la peste. El microorganismo causante de esta última enfermedad lleva su nombre:

"Yersin conoce las dos lenguas, las dos culturas -la alemana y la francesa- y sus viejas querellas. A la peste también la conoce. Lleva su nombre desde hace ya cuarenta y seis años en este último día de mayo del 40, cuando por última vez sobrevuela Francia bajo su cielo tormentoso.
Yersinia pestis".

Su vida fue azarosa y digna de muchos aventureros, lo que ha servido de motivo inspirador para el libro. Una recomendable lectura para los tiempos del cólera: "Los síntomas del amor son los mismos del cólera".



jueves, 17 de abril de 2014

El color del cristal

En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Rotunda frase atribuida a Ramón de Campoamor que, para construirla, tomó prestados fragmentos de Jorge Manrique, Shakespeare y Calderón de la Barca (según nos cuentan en "Significado y origen de expresiones famosas").

Es decir, que cuando observamos el mundo ya llevamos puestas unas gafas con nuestra visión de colores. Esto nos lo vienen a constatar un par de enlaces que hoy traemos aquí para ilustrarlo:

Un mundo de estereotipos: donde nos muestran como se supone que ven el mundo (Europa o Asia) distintas nacionalidades. Atención a cómo se cree que ven Europa los españoles (cuya idea nacional dicen que es "café para todos").

"Atlas of Prejudice 2" de Yanko Tsvetkov, presentado como "20 ways to slice the European continent". Una visión que sugiere que la realización de ciertos estudios ecológicos requiere revisitar siempre el clásico ejemplo de la falacia ecológica tomado de Durkheim más de una vez.

Y es que el mundo real, el que observamos, es como es, pero nosotros añadimos a la observación el error sistemático: el sesgo. Y los prejuicios están ahí. La buena ciencia, y la epidemiología ha de ser parte de ella, tiene que ser capaces de superarlos.



jueves, 10 de abril de 2014

Trabajando en casa

Trabajar en casa no siempre es equivalente a teletrabajo. La casa, el domicilio, siempre requiere que alguien se ocupe de las tareas domésticas. Y esas tareas se han realizado de manera diferente en distintas épocas y situaciones sociales, pero siempre recayendo en quienes se "consideraban" menos cualificados para otras actividades laborales, lo que implica una minusvaloración de quienes las hacen, al tiempo que se limita sus posibilidades de desarrollo personal y profesional. Incluso hay quien sigue considerando a las tareas domésticas como actividades no laborales.

Un conocido comentaba que siempre tenía muy presente que su carrera profesional y la de su pareja había sido posible gracias a que "externalizaban" las tareas domésticas. Quienes no nos dedicamos a ellas de forma profesional debemos ser muy conscientes de ello y  procurar, al menos, no olvidar esa visión. 

Y a esas personas que hacen posible que nos dediquemos a otras cosas, les han dedicado su atención un grupo de investigadores que han publicado en Gaceta Sanitaria el artículo titulado "Percepción de las trabajadoras inmigrantes del servicio doméstico sobre los efectos de la regulación del sector en España".

Y el análisis revela que la entrada en vigor de la legislación es percibida de manera ambivalente: a veces más como un problema que genera nuevas dificultades que como una solución que ocasiona mejores condiciones de trabajo. Una de las personas participantes en el estudio dice claramente "Yo creo que esta ley para mí no me beneficia".

Una norma elaborada para mejorar las condiciones de empleo de unas personas que siempre han estado laboralmente mal tratadas no genera los resultados deseados. La norma no funciona sola: el contexto, las percepciones, las condiciones económicas y sociales también ejercen su papel. Sobre todo si la legislación dista de ser perfecta e incluso agudiza las diferencias entre mujeres inmigrantes y españolas. Es necesario evidenciar también esta situación desde el ámbito científico.

Imagen tomada de pikaramagazine.com 

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