La
verdad es que es oír la palabra “marca” y ponerme a temblar. Por un lado, está el diario "Marca", por otro, eso
de la “marca España” me hace sentir un poco ridículo y, finalmente, éste es
un término de marketing que, a algunos, nos deja un poco fríos ya que uno nunca
piensa en sí mismo como una “marca”. Bueno, tal vez los japoneses sí entiendan
mejor estos conceptos, dado que, en ocasiones, en vez de presentarse con su
nombre, lo hacen con el de su empresa. Por eso cuando la iniciativa
#carnavalsalud propuso como tema "Marca personal - Marca profesional, ¿juntas y revueltas?", la primera idea
fue que tenía poco que decir.
Pero,
casualidades de la vida, ocurrió que en estos últimos días he tenido que crear
un usuario de Twitter con el nombre del blog (@epiymas), ya que aparentemente
había alguno muy parecido, y no es cuestión de que alguien lo tenga a su nombre
y se produzcan confusiones. ¡Ahh! ¡Entonces la marca sí me importa! Y yo que
pensaba que no…(por cierto: os invito a seguir a @epiymas).
Porque
uno entra en esto casi por azar y va desarrollando cosas (usuario de Facebook,
de Twitter, el blog,…) pensando que separa muy bien lo personal de lo
profesional y luego se da uno cuenta de que hay un cierto batiburrillo. Como en
la vida misma, vamos. Somos lo que somos, y no somos corporaciones así que no
podemos permitirnos ciertos lujos y gestionar varios perfiles es muy cansado y,
a la larga, nada divertido. Así que, pese a la creación del usuario del blog y
de mantener una página de Facebook exclusivamente sobre Epi y Mas, aquí estoy
escribiendo sobre mí en el propio blog y luego esto pasará a la vida personal
mezclado con la profesional.
Por ello creo que la conclusión es obvia: pese a
los esfuerzos de separación, todo queda mezclado. Cuando uno es una única persona, puede intentarse mantener una
diferenciación entre unos perfiles y otros, pero siempre estarán conectados de
una u otra manera. No obstante, sí que soy partidario de desequilibrar la balanza en un sentido u otro: el personal o el profesional. Y si se opta por el profesional creo que hay que mantener un cierto estilo, aunque se cuelen cosas personales: eso es lo que acabará siendo nuestra "marca".
No somos instituciones y, como bien dice la Agencia Tributaria, somos personas físicas y, como tales, indivisibles.
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