Estaba
escuchando las noticias cuando una frase pronunciada por la locutora ha llamado
mi atención: “...ante la inminencia de la guerra…”. Se refería a la información según
la cual Estados Unidos y otros países se están preparando para intervenir militarmente
en Siria debido al uso de armas químicas en ese país. Pero el hecho que me ha llamado
la atención es que, tal y como lo decía la locutora, parecía que en este
momento no hay guerra allí. Y sí, sí la hay. Y no hace un par de días, ni
siquiera hace unos meses: ya va para años, como nos recordaba hace muy poco Xavier Allué en el blog Pediatría Social en su entrada "Los niños muertos en Siria, antes y ahora".
Y lo dicho por la locutora me ha recordado también a lo que
he leído hace poco en el libro de Amin Maalouf “Los desorientados” cuya acción
está localizada en un país de Oriente Medio que no se menciona, pero con un
gran parecido con Líbano, país natal del escritor. En un momento dado, dos
personajes nacidos allí y exiliados que han vuelto con motivo de la muerte de
un viejo amigo están hablando con otra amiga que ha permanecido allí todo el
tiempo, y uno de ellos le pregunta a ella “¿Y qué hiciste durante la guerra?”,
a lo que ella responde “Quienes vivieron aquí todos esos años no dicen nunca “la
guerra”. Dicen “los acontecimientos”. Y no sólo por evitar esa palabra que
asusta. ¡Probad a preguntarle a alguien por la guerra! Os dirá, candorosamente:
¿qué guerra? Porque guerras hubo varias”.
Tal
vez en ese sentido la locutora tenía razón y en Siria haya varias guerras en marcha y sería ahora cuando llega la que algunos pueden considerar como la "de verdad". Pero lo lamentable es que, las
llamemos como las llamemos, representan una auténtica catástrofe para la
ciudadanía de aquel país, y de los limítrofes y, por extensión, del resto de la humanidad.
Hace
ya unos años, con motivo de los prolegómenos de otra guerra, la de Irak, un
grupo de profesionales firmamos una carta titulada "Los profesionales de la salud y las consecuencias de una posible guerra en Irak: carta abierta al presidente del gobierno español" para tratar de levantar la
voz en contra de aquella situación, con escaso éxito, como se pudo comprobar muy poco tiempo después.
Tal vez sea este también un momento para volver a levantar nuestra voz y tomar conciencia de que
guerras hay varias (demasiadas) e, independientemente de que intervengan países “grandes” o “pequeños”,
y que las muertes se produzcan por agentes químicos u otros mecanismos, todas llevan aparejado sufrimiento, desesperación, enfermedad y muerte.
Como se decía en aquella carta: "El diálogo sin hechos trae la calamidad más cerca que nunca, ya que la lentísima acción de la diplomacia se ve desbordada por la tecnología de los misiles".
La guerra en Siria a través de los ojos de los niños (ver vídeo aquí) |
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